Tanto en la Zona C como en toda Jerusalén Oriental, las demoliciones de viviendas y la expulsión de la población nativa constituyen una limpieza étnica lenta pero constante de los palestinos. Más de 173.000 viviendas palestinas han sido demolidas en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) desde 1947. Sólo en 2023, se demolieron más de 1.395 estructuras y 1.537 personas fueron desplazadas en Cisjordania, y otras 66.136 personas se vieron directamente afectadas. Sólo en 2022, se demolieron 2.845 estructuras en el Naqab , incluidas 771 viviendas, principalmente de población palestina beduina. En Jerusalén, entre 1967 y 1996, las autoridades de ocupación revocaron el estatus de residencia de los palestinos de Jerusalén que vivían fuera de las fronteras de «Israel» (en el extranjero o en Cisjordania o la Franja de Gaza) durante siete o más años, para mantener su llamado » equilibrio demográfico” (limitando a los residentes palestinos al 30% o menos de la población total de la ciudad).5
En Cisjordania, unas 200 comunidades de agricultores y pastores en toda la Zona C de Cisjordania7 se ven privados de infraestructuras y servicios públicos de calidad, especialmente en el ámbito de la educación. La militarización del derecho a la educación de las comunidades beduinas que viven en el ‘Área C’ es otra herramienta sionista para el desplazamiento forzoso 8.
En Gaza, el 70% de la población son refugiados de la Nakba de 1948 y desde el bloqueo impuesto por Israel en 2007, han sufrido 5 masacres y un genocidio en curso con miles de infraestructuras civiles destruidas, incluidas residencias. Desde octubre de 2023 hasta la actualidad Israel está llevando a cabo un genocidio con más de 30.000 personas asesinadas y el desplazamiento de más de 2 millones de personas de sus hogares, con la destrucción de todas las infraestructuras, incluidas carreteras, hospitales y escuelas, desplazando a 1,5 millones de personas al sur de la tira.