Acompañando la resistencia palestina contra la ocupación, surgieron muchos grupos de solidaridad por todo el mundo, entre los que se encontraban el ISM (International Solidarity Movement), y muchos otros grupos de base en Europa y América del Norte, como la campaña de Solidaridad Palestina en el Reino Unido, ,la Asociación de Solidaridad Francia-Palestina o la red de solidaridad contra la ocupación (RESCOP) en España.

A nivel internacional, miles de activistas por todo el mundo han trabajado para persuadir a los gobiernos extranjeros a priorizar los derechos humanos sobre los beneficios económicos y mostrar el verdadero rostro de Israel al mundo; han organizado diferentes campañas de incidencia para exponer los crímenes israelíes y las violaciones de derechos humanos, así como para llamar la atención sobre la complicidad de otros países; y han trabajado para activar la solidaridad internacional.

La participación de activistas internacionales en Palestina, ayudando a los agricultores a recoger la cosecha de la aceituna o simplemente durmiendo en sus casas, ha tenido el efecto de reducir las violaciones de derechos humanos y también ha ayudado a socavar el poder de la ocupación asistiendo a los agricultores a llegar a sus tierras y difundiendo las agresiones y las violaciones de derechos por todo el mundo. En un contexto colonial, la solidaridad internacional ha sido siempre liderada por palestinos comprometido a resistir la ocupación israelí de sus tierras y apoyar la resistencia popular. Proporciona al pueblo palestino dos recursos: protección internacional y una voz con la que resistir una fuerza de ocupación militar abrumadora.

El movimiento feminista internacional siempre ha sido fundamental para fortalecer la lucha y la resistencia del pueblo palestino, entendiendo la lucha contra la colonización israelí como una lucha feminista. La interseccionalidad del feminismo insta al movimiento global a apoyar la causa anticolonial y antirracista palestina como factor clave. El movimiento feminista debe asumir una vez más el desafío de liberar a todas las mujeres, a todos los pueblos oprimidos, y hoy esto involucra inevitablemente al pueblo palestino, que es víctima de la opresión, el colonialismo y las bombas de un Occidente decidido a abandonar sus valores y el derecho internacional para proteger a Israel y su empresa colonial. La guerra no es feminista. Las luchas por la paz lo son. Las mujeres palestinas han estado luchando durante décadas contra la intersección de opresiones nacionales, sociales y económicas, denunciando el núcleo patriarcal inherente al régimen de opresión de Israel. Al sionismo y sus raíces globales.

Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) es un movimiento liderado por palestinos por la libertad, la justicia y la igualdad. BDS defiende el simple principio de que los palestinos tienen los mismos derechos que el resto de la humanidad. La campaña BDS, lanzada en 2005, se ha convertido en un factor clave que alía el poder de personas de todo el mundo contra la ocupación israelí y ha logrado importantes victorias que han obligado a Israel a construir contraestrategias para inhibir su propagación 4.

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4 https://bdsmovement.net/Palestine-Is-A-Feminist-Issue